En esta semana hemos empleado las horas de trabajo en grupo en la realización de un análisis de un suplemento alimenticio, vamos a comentar en esta entrada algunos aspectos importantes no tanto sobre los suplementos sino sobre cómo su uso, totalmente innecesario en la mayoría de los casos, se ha normalizado gracias a su fácil acceso (amplia oferta en supermercados, por ejemplo) y, sobre todo, al marketing .Hasta ahora ya hemos ido conociendo algunas herramientas que nos pueden ayudar a conocer la composición de los alimentos (como son las tablas de composición de alimentos) así como qué son (y qué implican) los health claims o declaraciones de salud que vemos en algunos productos alimenticios.

No obstante, una cuestión importante al hablar de suplementos y que no debemos perder de vista es la inmensa capacidad de las marcas comerciales de construir un hilo narrativo que vincule determinados productos con la idea de salud. Hemos puesto ya algunos ejemplos en clase pero es un tema importante porque no deberemos sorprendemos cuando contemos que determinados productos no valen para nada y, salvo excepciones, el personal se fíe más de lo que anuncia la televisión (que, al fin y al cabo, no nos ha mentido nunca…) de lo que decimos nosotros.

Por todo ello, cuando todo lo demás falla, una herramienta cuyo poder de convicción no debemos desestimar es la pela. Si no somos capaces de convencer mediante argumentos científicos podemos probar a hacer cuentas y a demostrar cuánto cuesta un suplemento determinado y cuánto nos cuesta extraer los nutrientes correspondientes de un alimento. Por lo general, incluso en el caso de suplementos que no sean excesivamente caros, consumir alimentos va a ser significativamente más barato que consumir suplementos.

Este trabajo que hemos estado haciendo no es nada novedoso, el Profesor de la Universidad de Murcia José Manuel López Nicolás lleva años haciéndolo de manera magistral a través de su blog Scientia (sirva de ejemplo esta entrada sobre DeMemory que ejemplifica bastante bien lo que buscábamos aquí), por ello, terminamos la entrada de esta semana con una reflexión final: siento decirles esto pero con lo que les enseñamos en la Universidad no es suficiente, hay que seguir trabajando. Intentamos, con la mejor de las intenciones, dotarles de las herramientas y conocimientos básicos de trabajo que les conviertan en ciudadanos de bien pero dependerá de ustedes continuar por estos caminos a lo largo de su vida profesional. Así que terminamos con una recomendación para aprender más sobre este tema y es Vamos a comprar mentiras: Alimentos y cosméticos desmontados por la ciencia. En este libro se hace un análisis tanto de productos alimenticios como de productos cosméticos contrastando lo que los vendedores dicen que el producto hace con lo que la ciencia, a través de esa herramienta maravillosa que es el método científico (más info aquí), dice que el producto hace… Y ya cada uno que saque sus propias conclusiones…

Nos seguimos leyendo…